Tres orejas en la primera de la Feria de la Virgen de San Lorenzo, donde se lidió una destacada novillada de Torrealba, con cinco utreros de nota -salvo el 6º-, que fueron ovacionados en el arrastre. Darío Domínguez, vuelta al ruedo en su primero, vio como el quinto se le iba al corral tras tres avisos, mientras que Alfonso Ortiz fue silenciado.
De preciosas hechuras, el cuarto mantuvo la alta nota del encierro de Torrealba, aunque no fue hasta el último tercio cuando demostró su entregada condición. Fue a más en la muleta y Toñete, después de brindar a Manolo Sánchez en su tierra, demostró a base de disposición y buen trazo en los muletazos, que es un novillero hecho, listo para el toro. Volvió a mostrarse muy certero con la tizona y le concedieron el doble premio para atar la Puerta Grande.
Antes, de buenas y armónicas hechuras, el primero de Torrealba fue un novillo medido de fuerza, pero que tuvo calidad y transmisión en los engaños. Toñete, que se gustó a la verónica, dejó una faena llena de temple y ligazón por ambos pitones. El espadazo final puso la oreja en su mano, ovacionado el de Torrealba.
El segundo de Torrealba también ofreció buen juego. Lo paró el novillero local Darío Domínguez con una larga cambiada y después fue ganando terreno en cada verónica hasta rematar en la boca de riego. La faena tuvo ligazón y trascendencia en el tendido, gracias a la nobleza del utrero, que le permitió correr la mano, también en los medios. con ambas manos. Sin embargo, la media atravesada necesitó de un par de golpes de verduguillo que, unido al aviso, enfriaron la petición. Vuelta al ruedo y, de nuevo, aplausos para el novillo.
Quiso agradar a sus paisanos Darío Domínguez y se fue hasta la puerta de chiqueros para saludar al quinto con una larga cambiada, que estuvo a punto de acabar con el novillo llevándoselo por delante. No se pudo estirar después a la verónica y la faena de muleta fue una labor irregular con otro ejemplar charro con posibilidades para el toreo. Además de esa falta de entendimiento con el novillo, pegó un sainete con la espada y fueron cayendo los avisos irremediablementeasta que el de Torrealba fue devuelto sin matarlo.
Alfonso Ortiz saludó con bríos a la verónica al primero de sus dos adversarios. Fue otro animal con pujanza y enclasados argumentos. Tras el buen saludo de capa, toreó con oficio y continuidad en las tandas al animal, que mostró nobleza a raudales. La faena estaba hecha, pero apareció la mácula de la espada, con la que pegó un sainete. Silencio tras aviso.
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Fuente Mundotoro