De Tamames a Extremadura, la trashumancia que sobrevive en Salamanca
El tintineo de los cencerros marca el paso de las vacas en busca de jugosos pastos extremeños. Se escuchan a lo lejos los gritos de los vaqueros a lomos de sus caballos o a pie, y empeñados en mantener la vacada unida. Sin festivos, acompañando en el campo a los animales, viajando con ellos… Así es la vida de Manuel García, un ganadero de Tamames (Salamanca) que lejos de abandonar esta antiquísima tradición, que se remonta a la prehistoria, la reivindica por puro ‘romanticismo’. “Es duro, pero es más bonito que duro. Entonces compesar… depende por donde se mire…”,
Después de un tiempo, en la década de los noventa, en el que incluso se llegó a hablar de que esta práctica estaba en vías de extinción, en los últimos años, la trashumancia ha experimentado un repunte desde el punto de vista social y económico, aunque en muchos lugares se han reducido el número de explotaciones por los altos costes de producción y los bajos precios de la carne, “ser ganadero en estos tiempos es difícil”, indica.
García recupera así la práctica de esta labor ya olvidada en la zona de Salamanca “al menos a pie”, ahonda. Tiene 33 años y se dedica a esto desde que era prácticamente un niño, “siempre me ha gustado el campo y por ello me ha parecido una bonita experiencia recuperar algo que se había perdido”.
Ahora se encuentra bajando más de cien vacas de raza morucha hacia la zona de Extremadura por cañadas reales muy complicadas, concretamente la de Gata, en las que se pueden encontrar con “alambrados, carreteras, casas construidas o cercados…”. Lo hace con sus amigos, quienes junto a él realizan quince kilómetros diarios en ocho etapas: La Roblicita (Alba de Yeltes), Villoria (Bocacara), Sajeras (Bodón), El Payo, Perales del Puerto, Vegaviana, Cuarto de los Santos y Valdelonos, hasta regresar de vuelta al pueblo.
Los animales duermen en el campo en distintos cercados. “Durante la jornada hacemos paradas, para que descansen y para almorzar”. Una vez que llegan a su destino, “le llevamos paja y pienso, y cada cual vuelve en coche a dormir a casa”. Añade que todo esto lo hace por placer, pero también por “economía”, en la Comunidad Extremeña pagan “los kilómetros que realizamos en su territorio”, sin embargo, lamenta que en Castilla y León “no se subvencione”.
“El camino puede durar varios días y llevamos caballos, cinco bueyes, perros y pastores”, asegura Manuel, “pero en invierno se hace más duro… el frío, la lluvia o la nieve lo complican todo”, asegurando que la climatología les impidió salir el pasado 17 de marzo. Un viaje de ida y vuelta a la conquista de Extremadura, buena suerte…
Fuente: https://www.tribunasalamanca.com/noticias/de-tamames-a-extremadura-la-trashumancia-que-sobrevive-en-salamanca